lunes, 10 de noviembre de 2008

Esta carta comienza con el significante hecho de que a la afición rayista se le niegue el realizar una manifestación en su barrio por aquello que cree necesario. Utilizando razones totalmente rebatibles y carentes de sentido, la Delegación del Gobierno, última responsable de que el señor Emilio Berjano continúe siendo Coordinador de Seguridad de nuestro estadio, impidió por todos los medios la realización de protesta alguna en nuestras calles. Y lo hizo sabiendo de antemano que jamás concedería permiso alguno y respondiendo el viernes por la noche con una nueva negativa a la petición de urgencia realizada, cuando ya ni siquiera existía tiempo para avisar a los aficionados, es decir, poniendo en riesgo la integridad de todos los que no tuvieran medios de informarse.

Desde primera hora del sábado, en los alrededores del estadio se citaron hasta cuatro furgonetas de antidisturbios, otras tantas en el Puente de Vallecas, punto de inicio de la manifestación, y algunas en otras zonas como Buenos Aires o lugares transitados por seguidores rayistas. Volvimos a perder nuestra condición de aficionados presuntamente inocentes para ser tratados de nuevo como aficionados presuntamente culpables.

En los alrededores de Puente de Vallecas se pidió a todos los que acudían que se marcharan hacia el estadio, ya que ahora no sólo nos roban a los rayistas nuestro dinero y dignidad, sino también nuestro derecho a manifestarnos. Pese a ello nos vemos en la obligación de, primero, pedir disculpas a aquellos que no pudieron informarse de la suspensión de la manifestación y, segundo, dar las gracias por secundar la protesta.

Porque al fin y al cabo la protesta se realizó (¡Vaya si se realizó!). Durante los 5 primeros minutos ciertas zonas del estadio permanecieron vacías, a lo largo de todo el encuentro se vieron varias pancartas con lemas por la dimisión de Emilio Berjano y cada quince minutos toda la afición le recordó a base de pañoladas que esto no es cosa de un sector, ni de un hecho aislado, si no una persecución que la afición no va a seguir permitiendo.

Por primera vez se ha conseguido sacar a toda la luz pública las irregulares actuaciones de Emilio Berjano y ahora sólo esperamos que renunciar durante tantos minutos a animar a nuestro equipo tenga como recompensa su destitución. Si no, las movilizaciones continuarán.

VALLEKAS ES UN CLAMOR, ¡¡EMILIO BERJANO DIMISIÓN!!

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